Ojalá

19 noviembre 2014
Etiquetas: , ,

En esta mañana luminosa me llega esta carta. Y pienso que ojalá la escribiera la maestra de mi hijo. Y tantas y tantas otras. Sin más.

Y gracias de corazón desde aquí a tantos educadores y educadoras que sí la escriben. A diario. Con su formación, su vocación y su corazón.

Y a madre de marte por traducirla y hacer que me llegue (ella la reenvía de un blog publicado en el Whashinton Post). La escribe una maestra en Canadá.

La transcribo aquí para que no se pierda en los enlaces.

Pepa

Queridos padres:

Lo sé. Estáis preocupados. Cada día, vuestro hijo llega con una historia sobre ESE niño. El que está siempre golpeando, empujando, pellizcando, molestando, quizás incluso mordiendo a otros niños. El que siempre va de mi mano en la fila. El que tiene un lugar especial en la alfombra, y a veces se sienta en una silla en vez de en el suelo. El que tuvo que dejar de jugar con bloques porque los bloques no son para lanzar. El que se subió a la valla del patio en el momento exacto en el que yo le decía que parara. El que tiró la leche de su compañero al suelo en un arranque de rabia. A propósito. Mientras yo le miraba. Y luego, cuando le pedí que lo limpiara, vació la caja de pañuelos ENTERA. A propósito. Mientras yo le miraba. El que soltó la más terrible palabrota en la clase de gimnasia.

Os preocupa que ESE niño desmerezca el aprendizaje de vuestro hijo. Os preocupa que absorba mucho de mi tiempo y energía, y que vuestro hijo salga perdiendo. Os preocupa que algún día le haga daño a alguien. Os preocupa que este “alguien” pudiera ser vuestro hijo. Os preocupa que vuestro hijo empiece a usar la agresión para conseguir lo que quiere. Os preocupa que vuestro hijo empeore sus resultados porque quizás yo no me dé cuenta de que le cuesta sujetar el lápiz. Lo sé.

Vuestro hijo, este año, en esta clase, a su edad, no es ESE chico. Vuestro hijo no es perfecto pero suele seguir las reglas. Es capaz de compartir los juguetes sin pelear. No lanza muebles. Levanta la mano para hablar. Trabaja cuando es la hora de trabajar y juega cuando es la hora de jugar. Se puede confiar en que vaya directamente al baño y regrese sin engaños. Cree que las peores palabrotas son “estúpido” y “tonto”. Lo sé.

Fijaos, me preocupo todo el tiempo. Sobre TODOS ellos. Me preocupo por las dificultades de vuestro hijo con el lápiz, por cómo lee las letras otro, por la timidez de esa chiquitina, y porque hay otro que lleva siempre la caja del desayuno vacía. Me preocupa que la chaqueta de Gavin no abrigue lo suficiente, y porque el padre de Talitha le grita por dibujar la B del revés. La mayoría de mis desplazamientos en coche y duchas las dedico a estas preocupaciones.

Pero, lo sé, quereis hablar sobre ESE niño. Porque la B invertida de Talitha no le va a poner un ojo morado a vuestro hijo.

Yo también quiero hablar de ESE niño, pero hay muchas cosas que no puedo contaros.

No puedo contaros que le adoptaron en un orfanato a los 18 meses.

No os puede decir que está haciendo una dieta para descartar alergias alimentarias, y que tiene hambre TODO EL TIEMPO.

No os puedo contar que sus padres están en medio de un horrendo divorcio, y que está viviendo con su abuela.

No puedo contaros que empieza a preocuparme que la abuela beba…

No te puedo contar que la medicación para el asma le agita.

No puedo contaros que su madre es monoparental, y por esto entra en el colegio cuando abre la acogida matinal y se queda hasta la acogida vespertina, y después el viaje hasta casa les lleva 40 minutos y por esto duerme menos que muchos adultos.

No puedo contaros que ha sido testigo de violencia doméstica.

De acuerdo, decís, entendeis que no puedo compartir información personal o familiar. Sólo queréis saber qué estoy HACIENDO al respecto de su comportamiento.

Me encantaría decíroslo. Pero no puedo.

No puedo contaros que va a logopedia, que han descubierto un retraso severo del lenguaje y que los terapeutas piensan que las agresiones tienen que ver con la frustración por no ser capaz de comunicarse.

No puedo contaros que me veo con sus padres CADA semana, y que ambos habitualmente lloran en estas reuniones.

No puedo contaros que el niño y yo tenemos una señal secreta con las manos para que me diga cuando necesita sentarse solo un rato.

No puedo deciros que pasa el descanso acurrucado en mi regazo porque “me hace sentir mejor oír tu corazón, señu”.

No puedo contaros que he estado rastreando meticulosamente sus incidentes agresivos durante 3 meses, y que se han reducido de 5 incidentes al día, a 5 por semana.

No puedo contaros que la secretaria del colegio ha aceptado que le mande a su despacho a “ayudarla” cuando me doy cuenta de que necesita un cambio de escenario.

No puedo contaros que me he puesto de pie en una reunión de docentes y que, con lágrimas en mis ojos, les he ROGADO a mis compañeros que le echen un vistazo extra, que sean amables aunque se sientan frustrados de que haya vuelto a pinchar a alguien, y esta vez, JUSTO DELANTE DE UN PROFESOR.

El asunto es que hay TANTAS COSAS que no puedo contaros sobre ESE niño. Ni siquiera lo bueno.

No puedo contaros que su trabajo en el aula es regar las plantas y que lloró con el corazón roto cuando una de las plantas no sobrevivió a las vacaciones de Navidad.

No puedo contaros que despide a su hermanita con un beso cada mañana, y le susurra “eres la luz de mi vida”, antes de que mamá se aleje con el carrito.

No puedo contaros que sabe más sobre tormentas que muchos meteorólogos.

No puedo contaros que a menudo se ofrece para sacar punta a los lápices durante el recreo.

No puedo contaros que acaricia el pelo de su mejor amiga en el descanso.

No puedo contaros que, cuando algún compañero llora, cruza el aula para ir a buscar su cuento favorito desde el rincón de las historias.

El asunto es, queridos padres, que solo puedo hablaros de VUESTRO hijo. Así, lo que os puedo decir es esto:

Si alguna vez, en cualquier momento, VUESTRO hijo se convierte en ESE niño…

No compartiré vuestros asuntos personales con otros padres de la clase.

Me comunicaré con vosotros con frecuencia, y con amabilidad.

Me aseguraré de que haya pañuelos cerca en nuestras reuniones, y si me dejais, os sujetaré la mano mientras lloráis.

Defenderé que vuestro hijo y vuestra familia reciban los servicios especializados de mayor calidad, y cooperaré con estos profesionales en la mayor medida posible.

Me aseguraré de que vuestro hijo reciba amor y mimos extras cuando más lo necesite.

Seré la voz de vuestro hijo en la comunidad escolar.

Seguiré, pase lo que pase, buscando y descubriendo, todas las cosas buenas, asombrosas, especiales y maravillosas de vuestro hijo.

Os recordaré a él y a VOSOTROS de estas cosas buenas asombrosas especiales maravillosas, una y otra vez.

Y cuando otro padre se acerque, con quejas sobre VUESTRO hijo…

Le contaré esto, una y otra vez.

Con mucho cariño,

La maestra.

 

13 comentarios a “Ojalá”

  1. Se me saltaban la lágrimas leyendo. Ojala la mayoría de las y los maestras/os fuesen así.

  2. Que maravilla, ojalá siempre me encontrara siempre maestras así para los niños con los que trabajo, pero he de decir, que me he encontrado ya unas cuantas.
    Enhorabuena por el blog!

  3. Pepa, no he podido evitarlo, se me han saltado las lágrimas. Yo deseo con toda mi alma que todos los niños y niñas en cualquier momento de su escolarización se encuentren con algún/a profesional de esta calidad humana. Por desgracia muchos/as niños/as, que ya no lo son, no han tenido esa suerte. Lucharemos para que eso cambie. Un abrazo

  4. Esta mañana he leído esta misma carta y se me saltaron las lágrimas. Justo me acordé de una frase tuya, Pepa, que se me ha quedado grabada en el alma y que escuché en un curso tuyo dirigido a profesionales de la educación. Dijiste que es imposible vincularse emocionalmente con 30 alumnos, es imposible realizar todo ese trabajo con tantos, pero si podemos hacerlo con uno de ellos y que tal vez para esa persona supondríamos el único vínculo positivo que podría establecer. Ojalá más personas pensaran como esa maestra, ojalá todos lleguemos a hacer su reflexión, porque es totalmente cierta.

  5. Pero qué bonito!! esto si que es vocación… Gracias por compartir. Está claro que la labor de un profesor es dura, cada día, que tiene sus satisfacciones y sus frustaciones, pero con vocación todo se vive con más intensidad y se disfruta.

  6. Excelente actividad, compartirla con muchos pedres y madres es importante. Sentir y reflexionar el mensaje es indispensable para cualquier maestro.

  7. Precioso Pepa!!
    Con tu permiso lo comparto y lo difundo…porque cada semana en mi consulta veo niños como ESE… y porque la realidad es que resulta difícil encontrar profesionales implicados en todos los ámbitos. Gracias como siempre por este blog y por tu inmensa sabiduría. Besos.

  8. Esa maestra, esa docente, es una gran persona que sabe educar y enseñar en los grandes valores porque es ella misma quien cree en ellos.

  9. maestras como ella son las que necesitan nuestras instituciones con vocación de servicio que amen a sus niños y les presten la debida atención. Que Dios te bendiga por tu hermosa labor .

  10. Gracias de corazón a todas por vuestros comentarios. Me emociona ver que la carta ha tenido en tanta gente el mismo eco que tuvo en mi.
    Abrazo,
    Pepa

  11. Que gusto sentir las lagrimas en mis ojos leyendo algo tan hermoso. Pero no se me olvida que estas maestra y maestros necesitan el apoyo y comprension de los padres y madres para poder hacer su trabajo. Somos parte fundamental del sistema….y a veces lo olvidamos.

  12. Muy conmovedora la historia, pero no entiendo que provenga de una familia monoparental y sus padres estén en proceso de divorcio horrendo, que viva con la abuela y su madre le lleve al colegio a primera hora y se lo lleve a última!!!
    Alguien me lo puede aclarar, por favor?

  13. Hola Patricia,
    Yo creo que la profesora quería hacer en su carta un alegato sobre los niños y niñas que tienen problemas de aprendizaje por distintos motivos, y menciona diferentes posibles situaciones que puede haber detras y que los maestros se encuentran a diario, no habla sólo de un niño en concreto. Lo que desea es despertar la consciencia de familias y educadores sobre su actitud ante niños y niñas con este tipo de problemáticas.
    Pepa

Dejar un comentario




Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies