Sentirnos seguros

30 noviembre 2023
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Siempre lo he sentido así, pero en los últimos tiempos se ha vuelto certeza radical que los vínculos humanos tienen mucho más que ver con la seguridad que con el amor. Es algo que ha vuelto a mí en los últimos tiempos de infinitas formas: la certeza sobre la red afectiva protectora como condición para la salud mental; la certeza sobre lo difícil que es que el amor sobreviva cuando no se puede confiar; la certeza de que nuestro niño o niña interior sigue buscando año a año, relación a relación, volver a sentirse en hogar, cuidado, guarecido del temporal; la certeza sobre lo difícil que es llegar al número tres que necesito para dar un alta en consulta, tres personas que rodeen a la persona, que la cobijen y acompañen, y que ninguna de esas personas sea yo; la certeza sobre mi propia necesidad de sentirme a salvo, sobre lo fácil que me resulta la verticalidad y lo difícil que me resulta encontrar espacios de horizontalidad; la certeza de que el regreso de alguien amado quince años después te hace sentir algo más segura, algo más completa sin que lo supieras siquiera… y podría seguir.

Temblamos por dentro. Unas veces somos capaces de dejar que los demás lo vean, otras nos escondemos debajo de máscaras de lo más diverso. Pero la consciencia sobre nuestra pequeñez, nuestra vulnerabilidad y nuestra hermosura, todo junto, a veces abruma. Al menos a mí me abruma.

Llevo un año que me cuesta encontrar palabras para describirlo. Un año de cosecha. Ver a mi hijo volar y sentir un orgullo tan íntimo al mirarle, incluso con su temblor o precisamente por ese mismo temblor. Recibir en el trabajo regalos inmensos que me abruman y me colocan en otra liga en la que ni siquiera pude decidir si quería estar o no, pero en las que opté por estar (puede parecer incompatible, pero Dios sabe que no lo es, nunca mejor dicho). Esa maravillosa celebración de cumple, cada una de las celebraciones regalo que está trayendo a mi vida el nuevo libro o la vida misma. El poder «hacer de rica» sin serlo ni querer serlo y ser plenamente consciente de ese privilegio y desde la gratitud a la vida compartirlo con mi gente amada. Un proceso de sanación de la herencia transgeneracional. Las palabras de las presentaciones: la manta de colores, la luz, la conversación… Recuperar mis tiempos y mis espacios de los que hablaba en el post anterior y el gozo que traen. Viajar menos, más lento y más placentero.

Estoy cansada. Me siento vulnerable y al mismo tiempo más en mi ser que nunca. Es bonito y extraño. Y me hace temblar. Y vuelvo al comienzo: los vínculos nos hacen sentir seguros, nos dan un hogar. Sin ellos está la intemperie y hace frío. Todas las personas hacemos lo que tengamos que hacer para encontrar cobijo.

Pepa

 

2 comentarios a “Sentirnos seguros”

  1. Hola Pepa. Que tal. Tuve el placer de conocerte en una conferencia que hiciste en la biblioteca eugenio trias en madrid. Suelo frecuentar esa sala porque en ella suceden cosas que no acostumbramos a ver. Yo no sabía quien eras cuando entraste, sobre qué ibas a hablar, incluso ni sabia que presentabas un libro.

    Sin embargo, en apenas 5 minutos me llegaste al alma. Me acuerdo que aquel día estaba bastante estresado (acababa de salir del trabajo) y padecía de todos esos males que florecen en la mente a causa del estres. Y con todo, senti un vacio en la mente, una concentración absoluta, algo que me hizo llevarme a un mundo maravilloso, tan solo por haber escuchado cada frase que decías, cada palabra que usabas, cada mensaje que transmitías.

    Conseguiste plantar en mí una «semilla de la salud mental» aquel día. Porque es un tema tabú hoy en día. Algo que no le gusta hablar a la gente. Porque como dices, sientes «vertigo», te hace sentir cosas… Me he vuelto bastante «friki» de la salud mental. Ahora me gusta saber por qué estoy sentiendo según que emociones, durante cuánto tiempo las siento y a qué se deben. Por ejemplo, lo que te comentaba del estres, he sido capaz de entender que me hace sacar mi peor versión de mi. Que me hace entrar en espirales. Que me pone de mal humor. Irascible. Día a día lo intento gestionar de la mejor forma que pueda. Ahora hago deporte y antes no lo hacía. Ahora me tomo pausas en el trabajo…

    Quería dejarte estas frases por aquí porque conseguiste llegarme al alma. Y te las debía. A un ingeniero matemático, que trabaja con temas relacionados con la inteligencia artificial, en un sitio como es el banco santander en españa. Ahora en las reuniones departamentales comienzo hablando de algún tema de salud mental y lanzo algunas de las frases tan fascinantes que pude escuchar de tí (la vida no es justa, recibimos regalos, pero no es lo habitual, y de querer recibir siempre regalos, nos hace esclavos de ello, fue creo la frase que más me gusto de aquella charla, porque me hizo entender muchas cosas).

    Mario.

  2. Querido Mario,
    Me despierto el día de fin de año con tu mensaje y no se me ocurre un regalo más bonito para acabar el año. Ese día en la biblioteca fue especial por muchos motivos y ahora has añadido uno más que no sabía. Gracias de corazón. Tú también me has llegado al alma.
    Pepa

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