Regalos
A lo largo de mi vida he tenido conversaciones muy interesantes sobre la gratitud. Sobre si se debe o no debe sentir, o expresar, o si te posiciona como deudora, sobre si lo que recibes es algo natural…pero para mí la gratitud es parte del alimento del alma y de mi vida. Incluso en los peores momentos, o precisamente en esos momentos más que nunca, siempre he percibido el hilo de amor de la vida. Ese hilo que me rodea, me ampara y me guía, ese hilo que nunca me ha dejado caer. Cada vez que me he sentido desesperada, pequeña o asustada ha habido algo o alguien que ha llegado con un regalo. Un REGALO con mayúsculas, uno de esos dones (palabras, caricias, presencias, silencios, apoyo logístico, sostén, bienes materiales…la lista sería infinita) que me han dado luz, que me han devuelto al sentido.
Seligman dice que una vida plena es una vida con placer, con fluidez y con sentido. Cada día estoy más convencida de que esos tres elementos esconden en sí mismos las claves del bienestar.
El placer y la alegría que generan, ese placer deleitado, sutil o muy evidente, ruidoso y estridente o silencioso, compartido o en solitario…ese placer que alimenta cada poro de mi piel: el aire o el sol en la cara, la luna reflejada en el mar, los baños al amanecer..el agua en todas sus formas en realidad.. los árboles, tocar y ser tocada, el sexo, la comida, el fuego, los abrazos – qué fuente de gozo los abrazos-, los cuentos narrados, la buena conversación, la mirada amada, un buen libro o una buena película..el placer de abandonarse..
La fluidez que caracteriza a las cosas más valiosas de mi vida. Esas que surgen solas, que vivo como llevada por la vida y por su aura, que parece que no hago nada y todo cuadra, aunque en realidad haya hecho multitud de pequeñas cosas para hacer posible la magia. Pero la magia fluye, y conmueve, y me deja entrever que la opción que elegiste es la correcta, mucho más allá de lo que siquiera imaginé. El amor fluye, el mar fluye, las relaciones fluyen…el movimiento es parte de la vida, define la vida.
Y el sentido. Tener un «para qué», un «con quién», un «me gusta lo que veo», un «aporta algo». Un sentido en la oscuridad, en el cansancio, en la noche y en la vorágine. Un sentido que intento no perder de vista cuando la vida parece correr más que yo, sensación que tengo a menudo en mi vida, aunque quizá cada vez menos. Pero el sentido casi siempre tiene que ver con el amor, con un otro, con la trascendencia y con la resiliencia. Para mí es clave sentir que lo que hago tiene un sentido. Y en el fondo estoy convencida de que nos pasa a todos, o al menos a muchos.
Así que acabo con dos regalos. Dos regalos inmensos, inesperados, emocionantes y conmovedores.
El primero tiene historia. Os acordáis cuando os hablé del taller en Cantabria? Ese en el que hicimos un ejercicio que propuso mi hijo? Les pidió a las personas que pensaran en algo bonito que pudieran decirles a sus hijos, algo que les fuera a hacer felices. Me lo propuso a mí, a mí me encantó la idea, lo propuse al grupo, ellos aceptaron y los dos maravillosos coordinadores de aquel curso, Manuel y Sandra, lo recogieron y lo colgaron en el blog del cep de cantabria. Dedicadle diez minutos y veréis. Se os cambiará la cara.
Y el segundo tiene más historia si cabe. Esta semana se cumplieron 100 años del nacimiento de mi padre. El 5 de mayo hubiera cumplido 100 años. Y sin que lo supiéramos nadie en la familia, el Heraldo de Aragón publicó una página hermosísima en recuerdo suyo. El Heraldo además de ser el periódico de toda mi niñez, es el periódico en el que mi padre trabajó durante casi toda su vida como articulista, crítico literario incluso como director en un periodo, además de otras ocupaciones características de un hombre culto, generoso y activo como él. La memoria es un bien escaso en estos tiempos, pero más aún lo es la memoria agradecida. La que honra lo que quienes nos antecedieron nos regalaron, hicieron posible con honradez y bondad.
HA 2015-05-05 – Heraldo de Aragón – CULTURA Y OCIO – pag 48
Como les escribí al Heraldo aquél día, mi padre merecía ese homenaje, pero es poco frecuente recibirlo, así que sigue siendo un regalo que agradecimos todos los que le quisimos hondamente, sobre todo por el cariño con el que fue realizado por el equipo del periódico, por Antón Castro y Fernando Solsona. Os dejo el enlace por si queréis leerlo. Es la historia de mi padre. Parte de ella. Y parte de la mía.
Gracias!
Pepa
Me ha emocionado leer de tu padre. ¡qué alegría el sentir que las almas fluyen y en algún momento se reencuentran!
Vaya regalos!!!!
Cada frase es emocionante y hay alguna que me pone la piel de gallina….
Conocer a tu padre, es conocerte aún más a tí…
Gracias por tus palabras y pocompartir estos regalos.