La escuela soñada por mi hijo

5 mayo 2014

Hoy he visto este video de Tonucci, que me ha enviado mi enlazadora de mundos favorita. Había escuchado muchas cosas de Tonucci, pero la conferencia merece mucho la pena (aunque dura un hora, os recomiendo dedicarle el tiempo, lo merece).

En ella cuenta una anécdota en la que una maestra que trabaja en Jujuy, Argentina, con población indígena le cuenta como ellos tienen que «merecer a sus alumnos«. Increíble expresión, merecer a sus alumnos, tan aparentemente ingenua como radical en su significado. Cuenta que para las comunidades indígenas con las que trabajan la escuela no es una obligación sino una oportunidad, así que si a los niños les gusta ir, los mandan, pero si los niños se aburren, o no se sienten motivados, no los obligan a ir. De ese modo, la maestra le narra que ellos tienen que hacer una escuela suficientemente atractiva para que los niños y niñas quieran ir.

Y eso me ha recordado una conversación que tuve hace unas semanas con José y con su tía. Le contábamos que el instituto de su tía se esta quedando sin alumnos, porque ha decidido especializares en bilingüismo francés y ya nadie lo quiere, así que tienen problemas con las plazas del curso que viene. Y entonces José dijo «es que tenéis que construir una escuela a la que los niños quieran ir». Y tanto su tía como yo le preguntamos como sería esa escuela. Resumo aquí lo que dijo, sin añadir comentario alguno:

«Una escuela con las clases con las puertas abiertas, donde los niños puedan salir y entrar y hacer trabajos juntos, construida alrededor de un jardín donde haya plantas y un huerto. Cada clase tendrá una mascota que los alumnos se turnarán para cuidar. Habrá una piscina con un tobogán muy grande que podrán usar alumnos y profesores, habrá un patio grande para jugar y un montón de cuentos y libros para leer. Pero lo más importante es que habrá una sala con sillones de relajación, de esos que les echas una moneda y te dan un masaje para cuando los profesores estén cansados y tengan ganas de gritar a los niños para que se relajen y descansen. A esa escuela los niños querrían ir»

Luego decidió que el cuando fuera mayor la construiría y la dirigiría, su tía cuidaría el huerto y yo la clase de los bebes. Pero luego dijo que era una pena, porque el quería ir a una escuela así de niño, de alumno, y que si la dirigía no podría ser alumno en ella. Y nosotras seguimos mudas.

Y lo escribo hoy que mi hijo se ha ido al cole con miedo por el examen del trinity que les hacen en su cole bilingüe para ver si tienen nivel suficiente de inglés.

Pepa

3 comentarios a “La escuela soñada por mi hijo”

  1. Ojalá tu hijo dirija una escuela así. Mis nietos irían allí.
    Hoy me han llamado, de nuevo, del cole de mi hija «no nos lo pone fácil» me dicen… vaya, yo creía que eran los adultos los que tenían que poner fácil a los menores la dura tarea de aprender…

  2. Mi hija va bastante contenta al colegio, uno con sistema montessori. Igual sería la más feliz con un colegio como el que describe tu hijo.

    Tomo nota del consejo de los sillones de relajación, no para las maestras de mi hija sino para mí!!

    Abrazo desde México.

  3. Me ha encantado la entrada y lo clarividente que es Jose, debería ser escuchado por los profesores. El y todos los niños. Pero se hace una escuela con programas para niños pero sin contar con el niño. En todo análisis de los problemas de aprendizaje o de adaptación de los niños en la escuela nunca se plantea si que el que falla es el profesor o el método. En una escuela como la que Jose diseña no existirían estos problemas . Un abrazo.

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