El sonido de las ballenas
Hay vivencias que nos constituyen, dan forma a nuestra alma. Yo no siempre he sabido ser consciente de ellas cuando las vivía pero con los años mi asombro de niña y mi consciencia de «tripas» van cobrando más fuerza si cabe. Y en eso, como en otras tantas cosas José y su capacidad de gozo me han espoleado.
Así que aquí estamos en Peninsula Valdés, en uno de los lugares más inhóspitos y bellos que he visto nunca, un rincón al sur de Argentina, que es uno de mis países de alma. Cada viaje que vengo me reafirmo en mi enganche a esta tierra. Si alguna vez me pierdo de la roqueta sería acá. Los días en Buenos Aires con el mimo de nuestros amigos y el día en Tigre ya fueron impagables. Tengo debilidad por esa ciudad y eso que se le nota mucho más triste que cuando vine por última vez hace seis años. Pero llegar a la patagonia..a este rincón..
Juntos en un paisaje patagónico donde justamente hace diez años,en mi viaje anterior a la patagonia con Pablo y con Ana, tomé la decisión de adoptar y estos días he vuelto con mi hijo y no paro de susurrar como un mantra «gracias, gracias, gracias». Me preguntó José por qué y por qué aquí y le dije que me sentí tan llena de vida y tan rodeada de belleza que sentí que todo lo que tenía, mi amor y toda esa belleza, quería darla y compartirla. Aquel viaje lo recuerdo como uno de los más bellos de mi vida (final abrupto incluido) pero éste me ha parecido una ofrenda y un regalo.
Sabía que sería emocionante pero no contaba además con lo indescriptible de las ballenas. No sólo verlas, sino escucharlas. Se las oye hablar y respirar desde la misma playa. Te hacen sentir pequeña y hermosa al mismo tiempo. José dice que volverá seguro y que quizá viva aquí. Yo no lo sé, pero sí tengo la certeza del gozo.
No os cuento muchas cosas de las ballenas, sólo que el viaje para verlas merece la pena. Hay una peli del año pasado que es sobre orcas, no sobre ballenas, pero que os dará idea de mi sensación y que os recomiendo vivamente. Se llama «El faro de las orcas» y la protagoniza Maribel Verdú.
Y acabo sólo diciendo GRACIAS por todos vuestros comentarios, mails y llamadas sobre la entrada anterior. No he contestado los comentarios porque tienen valor en sí mismos. Me conmovisteis profundamente. Gracias por darle más sentido si cabe a mi acto de fe.
Pepa
Pepa que maravilla te leo y recuerdo nuestra depedida antes de irte para la Argentina, mi tierra.Por lo que escribes creo que la vida te ha dado la oportunidad de volver a ese lugar donde la vida palpita con toda su inmensidad, para agradecer, seguro lo mas inmenso que te dio la vida un hijo!!Y que importante es ponerle conciencia a esos rituales espontaneos, a esos volveres , que nos permiten reafirmarnos y celebrar los regalos de la vida….Valla riquezas!!!Desde la isla te abrazo y te esperamos para seguir celebrando en vivo y en directo la belleza que traeras!!
Que alegría saberlos felices, charlamos de este viaje en Colombia y sé que era especial para ustedes, me conmueve tu relato una vez más.
Abrazo inmenso desde el paisito
Las cosas no ocurren por casualidad….
Hace días soñé con orcas, cómo salían del agua con su imponente fuerza y belleza. La sensación fue de amor, respeto y magestuosidad. Estoy segura que mi subconsciente hablaba en ese momento con mi alma.
Y hoy, leo esta maravilla.
Tuve la suerte de conocer tu fuerza en un congreso internacional sobre protección a la infancia con Educo,… Y ahora tengo que darte nuevamente las gracias por este regalo.
Veré la peli seguro! Y quién sabe si algún día haga ese viaje para oírlas.
Nada ocurre por casualidad. Gracias!
Un abrazo con admiración,respeto y cariño. Con lo poquito que nos conocemos… y lo mucho que te aprecio y te valoro.