La hada atolondrada
Érase una vez…una hada de esas que de tan mágicas que son, le pasaba como a los grandes genios, que no se le notaba. Parecía humana, pero si te acercabas de a poquitos, sútil y dulce, descubrías que su piel temblaba casi transparente, porque era piel de hada.
Aquella hada tenía una risa muy contagiosa, una melena larga y sedosa y unos abrazos de los que deshacían la roca en polvorosa. Tenía además un anhelo de poeta que le llevaba a tejer pareados entre las palabras hasta casi casi deshacerlas de tanto retorcerlas en su forma y significado.
Hablaba tan rápido y siempre saltando de metáfora en metáfora, de palabra estrujada en palabra estrujada que muchos no lograban seguirla. Se quedaban silenciosos, absortos, mirándola. Y el hada sonreía, y recubría con su magia los miedos que anidaban en los ojos que la miraban, el temblor de las ausencias, y el dolor de algunos amores. Y lo hacía rápido, tan rápido que parecía a veces un suspiro y otras un huracán, pero nunca pasaba desapercibida.
Decían que se parecía a la diosa Mari, la de las tierras del norte que gobernaba la tierra y sostenía los cultivos, la de las tempestades y la larga melena. Pero ella era un hada. Ser hada se parece poco a ser una diosa, o quizá un poquito.
Aquella hada hablaba con los árboles, y con las montañas, y con la luna y con cada nube. Les susurraba sortilegios. Y cuando veía a la luna triste, le anudaba un mechón de su pelo alrededor de su blanco perfil para que no llorara lágrimas nivales. Cuando una nube empezaba a deshacerse de tanta lluvia contenida, le tejía con su pelo una cortina que permitiera deslizarse a algunas de sus gotas. Cuando los árboles se doblaban en las tempestades, cobijaba sus nidos envueltos en su melena.
Y aquellos sortilegios funcionaban, la luna sonreía a su león aunque añorara tocarle, los árboles susurraban sus mensajes, y las nubes se acariciaban de nuevo las unas a las otras hasta llover su dulzura. Lo único que por el camino se fue deshaciendo fue la melena de la hada, que pelo a pelo fue difuminándose.
Hasta que un día aquella hada se miró en el espejo del lago cercano a su hogar y no se reconoció. O quizá sí. Sus ojos seguían allí, su risa contagiosa y su poesía atolondrada permanecían intactas. Pero ella se quedó durante mucho rato mirando su reflejo. Preguntándose dónde quedó su cabello, en qué recodo del camino quedó su ser. Y de tanto mirarse se sintió pequeña y muy poco hada.
Pero entonces se acostó en la tierra junto al lago. Cerró sus ojos de mar. Y sintió en su cabeza la tierra mojada, y luego el calor del sol, y los rayos de luna que le acariciaron y las gotas que las nubes dejaban caer sobre ella. Y cuando quiso darse cuenta los árboles se inclinaban sobre ella.
Y sintió que ya estaba. Y estaba bien. La magia seguía viva en ella. Y decidió construir su propio nido, su propia metáfora, atolondrada y sosegada al mismo tiempo. Y sonrió.
Pepa, a punto de cumplir 41.
Tú sí que escribes pura magia!
Te leo sonriendo y llorando de emocion a la vez,felicidades por tu cumpleaños y por descubrir donde reside el verdadero poder de tu magia,en el maravilloso ser completo y único que eres.Estoy orgullosísima de ti.Te quiero
Pepa linda, qué cuento tan maravilloso, me ha transportado por completo. No sé exactamente qué está pasando, pero lo que sé a ciencia cierta es que vos eres mágica. Aunque en la distancia, te mando un beso enorme y un abrazote de esos que duran un poquito más de la cuenta 🙂
Nunca escribo; pero leo los comentarios. Tengo la sensación de que muchos de ellos sólo dicen aquello que esperan te guste oír. Espero,supongo y deseo que sepas discernir.
Gracias, Sandra, tu eres un hada de las mejores que he conocido 😉
Ainhoa, gracias por estar y por sonreírme siempre desde tan lejos.
Olazne, gracias!
Fernando, uy! No te conocía esa vena cínica!
Pepa
Felicidades y todo lo mejor!
La crisis de los cuarenta ;).. y uno. Madurez, recordar, revivir, integrar, luchar, disfrutar.
Te queremos
Nunca imaginé que un proceso de duelo, ése que contempla dejar partes de nosotros mismos que nos impiden avanzar o ese miedo de gusano por ser mariposa; se pudiera contar tan maravillosamente mágico.
FELICIDADES!!!!!
Hola Pepa esa hada maravillosa tiene tan gran corazón e imaginación que toda su magia reside en ellos y no necesita su cabello para estar hermosa ,pues su magia creará preciosos pañuelos que le darán un aspecto de hada Reina.Mil felicidades en el inicio y durante todo el 41.Besos y abrazos
Mi dulce Aurora, gracias por poner en palabras tu amor, que hace mi vida un lugar mucho más hermoso.
Belén, enlazadora de mundos, me encantan los colores de tus alas de mariposa. Brillan.
Jacobo, te puedes creer que hasta leerte no habida caído? Tienes razón, ahora ya puedo decir que he pasado la crisis de los cuarenta 😉
Os quiero a los tres,
Pepa
Me gusta la palabra atolondrada ;-)…me gusta asumir flaquezas y explorar fortalezas que se hacen aún más grandes frente a las primeras. Que nunca dejemos de creer en nuestra magia porque esa existe siempre, aunque a veces no la refleje el espejo, que una cosa es la magia y otra la inmortalidad. Felicidades mujer de magia!
Pepa,compartir contigo un curso «vínculos afectivos» ha sido pura magia y entrar a leerte y encontrar este relato me lleva a escribir para decirte ¡yo casi no me percate de tu pelo! trasmites y llenas el espacio con verdades y COMPASION!!!, espero que eso lo utilices contigo en el proceso que tengas que «lidiar». un fuerte abrazo
Maite, la verdad es que ha sido un curso realmente especial, es verdad que hubo magia 😉 y tienes razón en lo de la compasión, ése es uno de mis mayores retos. Gracias por escribirme 😉
Y Montse, me quedo con lo de «una cosa es la magia y otra la inmortalidad». Me has emocionado, y tienes razón, atolondrada es una palabra genial. Era una de las muchas palabras que aprendí de mi padre. Gracias!
Querida Pepa,
Gracias por este cuento, por compartir esa hada atolondrada desde tu piel y magia que me llega.
Me encantan los cuentos… ¿ que tendrán de mágico ? Continua escribiendo, es un placer leerte.
Felices 41. Un beso muy fuerte.
Hasta pronto
Natàlia
Pepa: a pesar de que leo tus comentarios no suelo escribir… Me encanta como describes las cosas, con qué belleza y sensibilidad describres procesos difíciles que todos atravesamos en determinados momentos de nuestras vidas (está claro que unos más y otros menos). Espero que tus palabras me ayuden a encontrar la luz que llevo en mi interior y que sea capaz de descubrir que el «atolondramiento» que siento está instaurado en mi vida es parte de la magia que también poseo (o eso espero).
Gracias una vez más por tus palabras
Magdalena, no sé por qué pero tengo la sensación de que magia y atolondramiento van de la mano 😉 y seguro que son parte de ti.
Natalia, gracias a ti! A mí también me gustan los cuentos, sólo que tardé mucho tiempo en encontrar los míos dentro 😉
Pepa
Precioso,querida hada. Me encanta que compartas tu magia.tq.