Balance a los 44
Llevo unos días de reflexión pre cumpleañera. Pasado mañana llego a los 44. Y es una edad curiosa porque, aun no siendo ningun número redondo, está generando dentro de mí un tiempo de balance.
Es una sensación difícil de explicar pero es como si en los últimos tiempos, no sólo unos días, quizá ya unos meses, estuviera poniendo en perspectiva mi vida. Un ejemplo, en los últimos dos años he asistido a la muerte de varios padres de amigos míos, además de mi tía, y en sus entierros es cuando voy poniendo en verdadero valor mi experiencia de vida. Hace 24 años que enterramos a nuestra madre y 12 a nuestro padre. He vivido más de media vida ya sin ella, y viendo el dolor de mis amigos y de mis primos despidiendo a sus padres, o a sus abuelos es cuando pongo en su justo valor mi propio dolor.
Otro ejemplo, el otro día tuve una primera y maravillosa celebración de cumpleaños con alguna de mi gente de Madrid. Por primera vez en 10 años sin niños. Una maravillosa cena sin niños 😉 y hablábamos de las logísticas para poder dejarlos y salir todos, y escuchaba a mis amigos que eran parejas, y tenían a los abuelos y más, y me salió del alma decirles que eso no era nada. Logística es la que hacemos las familias monoparentales. Estar sola en la crianza de mi hijo. Ése es otro balance que empiezo recientemente a poner en su justa medida. Parece mentira después de 10 años pero así es.
Me reencontré con alguien a quien amé, y sentí que el balance de lo vivido adquiría un nuevo valor. Recibí un mail de otra persona a quien amé, todo en una semana. Más balance.
Mi camino profesional. Lo que he logrado, lo que he escrito, los errores cometidos, los aciertos, las apuestas…todo. Un balance increiblemente positivo.
Y en estas andaba cuando esta tarde, volviendo de un hermoso día en el bosque con José y unos amigos que nos han abierto su casa y su corazón, él ha puesto el mejor de los balances. Mi mejor regalo de cumpleaños.
Ibamos en silencio escuchando música en el coche y de repente, así porque sí, dice:
«Mami, sabes una cosa? Contigo me siento seguro. Porque me quieres, porque me das buenos consejos y me haces sentir cómodo. Gracias por ser mi mamá»
Se me han saltado las lágrimas. Y me ha dicho: «¿Vas a llorar? No llores, que lloro yo también»
Hemos llorado un poquito y sonreido al mismo tiempo. Juntos.
Pues eso, balance. Y un emocionado gracias a la vida.
Pepa
Pepa creo que Jose le ha puesto el moño de regalo a tu epoca de balance y es maravilloso que pueda expresar como se siente a tu lado, te hablo de seguridad—waooo!!!eres su raiz!!!
En la casa aun siento la huella de vuestra luminosa prescencia…gracias!!
Pepa, gracias por compartir este balance. Hoy justamente hago 44 🙂 y sintonizo mucho con lo que cuentas! para mi este periodo también es de hacer balance. Y sin duda es positivo! y eso gracias a la gente que me rodea, a mi familia, amig@s, personas que prácticamente no conozco (como tu ;-), pero que te inspiran… Así que me siento muy acompañada en este viaje de la vida, que nos invita a estar abiertos y a irnos adaptando a las circunstancias, que nos van moldeando 🙂 un abrazo desde Girona!!
Me emociona el balance de José. Los niños/as tienen esa forma de simplificarnos la vida y hacernosla de colores en un instante. Enhorabuena a los dos por esos regalos de corazón.
Que bonito! Felicidades y gracias por compartir.
Hola, mi admiración para usted, hoy comencé a conocer su trabajo, me gustaría mucho que pudiésemos platicar, vivo en Tijuana, Baja California, México y estoy a punto de emprender mi mayor reto, luchar en contra de la desigualdad, abusos y maltrato infantil, seria de gran apoyo el tener su material, saludos
Querido Víctor,
Qué maravilla lo que acortan las distancias las tecnologías. Te dejo mi mail pepa@espiralesci.es me puedes escribir pero en http://www.espiralesci.es la web de la consultoria donde trabajo tienes muchos materiales que te servirán abrazo
Sí definitivamente un emocionado «Gracias a la vida que me ha dado tanto». También desde mi monoparentalidad (sin abuelos, sin hermanos, sin tios…muy lejos en mi cotidianidad. Y, también, en perspectiva desde mis recien cumplidos 50. Con la voz de mi hija dando el mismo feedback. La capacidad de mirar-nos es también un don. Felicidades!