Ser una madre «histérica»

17 septiembre 2012
Etiquetas: , ,

Estoy cansada. Y no quiero escribir un post reivindicando nada. Pero sí que quiero escribirlo.

Quiero escribir que como madre tengo derecho a sufrir por el dolor de mi hijo, sobre todo si no puedo evitárselo. Nunca he tenido problemas en pelearme con él, ni en dejarle con otras personas cuando está bien, ni en ver cómo se sube por picos, rocas y otros imposibles. Pero verle sufrir me puede. Es mi punto flaco.

Y esta noche quiero escribir y decir alto y claro que tengo derecho a llorar su dolor.

Tengo derecho a que mi parte niña, tanto tiempo negada y relegada además en mi caso, redescubra su lugar a través del amor de y hacia mi hijo.

Tengo derecho a que ni directoras ni profesoras me miren y me digan con voz condescendiente: «tranquilízate, si estás tú peor que él» cuando no cosas como «lo que dice el niño no es verdad».

Llevo muchos años trabajando con profesionales del ámbito educativo. Y siempre he sabido la diferencia tan abismal que supone un educador, un maestro o maestra de las de verdad, de los de corazón, de los de alma. Pero cada vez más lo sé también como madre. Y eso ya me hiere y me enfada doblemente.

Mi hijo es un valiente. Pero no tendría por qué necesitar serlo. No al menos en el colegio.

Gracias de corazón, hoy ya no sólo como profesional sino como madre, a los y las maestras que anteponéis los sentimientos de los niños al curriculum educativo.

Y hasta aquí escribo, aunque piense mucho más. Es tan sólo mi opinión, no pretendo hacer dogma. Para muchos seguro que no será válida. Ni lo pretendo.

Pepa

Pd. y porque viene y no viene al caso, aprovecho para enlazar algo que hemos difundido desde espirales este mes, y que escribí hace un tiempo. Por si alguien no lo lee por la web de espirales:  «Afecto, autoridad y perdón»

4 comentarios a “Ser una madre «histérica»”

  1. Como madres duele que tu hijo sufra… sin duda.. Y no sirve minimizarlo… o al menos en mi caso no ha servido con ninguno de mis hijos… Tres han sido en mi caso las estrategias que he seguido… Intentar que el motivo del sufrimiento desaparezca, si es posible y recomendable, dotarle de armas para que no le afecte (qué difícil de hacer…) pero sobretodo hacerle saber que estoy a su lado, que aunque quizás no he pasado exactamente por lo mismo puedo empatizar con lo que siente porque yo también fui niña y a veces también sufrí por lo que otros decían o hacían… y como adulta… afortunadamente menos veces… algunas personas me han hecho daño… y he sufrido…

    Abrazos, besos y mucho oido… quizás no curan el sufrimiento…pero ayudan a hacerlo más llevadero…

    Maria

  2. ¡Qué gran verdad! ¡Qué difícil encontrar profesionales que antepongan los sentimientos de los niños al currículum! Cuando la gente me pregunta por el cole de mis hijas les suelo decir que, en general, estoy contenta porque más o menos tiene lo que yo busco por encima del todo en un centro educativo: creo que a mis hijas las quieren y que ellas se sienten queridas por sus profes. La gente me mira alucinada.

    Un abrazo «solidario en la histeria»,

    Beatriz

  3. que valiente, buena y orgullosa madre eres y te mereces ser, Pepa! mucho amor y muchos de esos abrazos tan inspiradores que a veces nos hacen falta como el respirar!!

  4. Pues claro que sí! Claro que tienes derecho a eso y a mucho más! No soy madre, aunque me gustaría serlo, pero intentando imaginar la dimesión de ese amor y la dificultad de esa tarea, supongo que tiene que ser duro bregar con muchos de los sentimientos que surgen de las vivencias cotidianas. Y el del malestar por el sufrimiento, o la injusticia, que sufren nuestros más queridos, tiene que ser uno de ellos; primero porque a veces no sabemos cómo manejarlo para bien del que queremos, y segundo, por la impotencia de saber que no podemos proteger tanto como quisiéramos. El sufrimiento nunca es justo (por muchos sentidos que queramos darle); otra cosa bien distinta son las dificultades, las contrariedades o los problemas, que tanto nos construyen.
    Supongo que ser madre es hermoso, pero la carga (en el buen sentido de la palabra) es muy muy grande.

    A veces es duro intentar luchar por despertar sensibilidades cuando la otra parte no habla tu mismo idioma.

    Pd.: después de unos meses de desconexión no forzada, de un paréntesis para vivir a otros niveles, me alegra volver a estar aquí con vosotros, leyendo a Pepa y todos los que la seguís.

Dejar un comentario




Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies