Bajando a mi tierra

25 febrero 2014
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Bajar a la tierra..es una de las expresiones que más uso en los talleres, cuando quiero explicar que los vínculos afectivos no se generan en las grandes intensidades sino en los pequeños detalles, en las cosas pequeñas y sutiles de la vida. Necesitamos convertir los pensamientos y las emociones en vivencias pequeñas y cotidianas.

Aquel brillo del sol reflejado en las hojas de los árboles que me enseñó mi madre: una mujer que, sin embargo, se caracterizó justamente por vivir desde las grandes intensidades. Lo frágil, lo vulnerable, lo sutil, lo precioso..

Este tiempo está siendo algo así, pero conmigo misma. Me levanto, me miro al espejo, me veo calva y me miro largo. Esta mañana mi hijo me ha encontrado delante del espejo y me ha dicho: «no necesitas mirarte al espejo, mamá, estás preciosa» y mientras me lo comía a besos pensaba para mis adentros que sí que lo necesito, que sí que necesito mirarme y mirarme hasta ver mi fragilidad, mi pequeñez y la belleza que anida en ella.

He vivido gran parte de mi vida mirando mis fortalezas, construyendo una imagen pública y ante mí misma de fortaleza y de intensidad. Y ahora me encuentro mirando mi fragilidad, mi vulnerabilidad. Bajando a mi tierra.

La calvicie trasmite una imagen de fragilidad, o mejor dicho, es lo que veo yo al mirarme al espejo calva, porque cada uno verá cosas distintas. Es algo innegable, visible. A partir de ahí no puedo contestar «bien» cuando me preguntan cómo estás, ni puedo negar mi cansancio, o mi dolor, tan sólo puedes sonreir y contestar «poco a poco» o «estoy tranquila, voy descansando» o «lo llevo con elegancia». Porque es la verdad.

La verdad es que cada día me levanto, y abrazo y acaricio el despertar de mi hijo, que sigue viendo mi belleza y mi amor, calva o peluda. Y, poco a poco, voy aprendiendo a ver lo que ve él. Poco a poco. Y siento que algo profundo se está transformando en mí, y no es otra cosa que mi forma de mirarme, de tocarme, de acariciarme.

Bajar a la tierra…dejar de volar…dejar de cargar montañas sobre mis hombros..respetar mis límites…reconocer mis miedos…vivir lo pequeño, lo sutil, lo hermoso. Sin grandes intensidades pero llenas de gozo plácido.

Y sonrío. Cosas de la vida, sonrío. Y no sé por qué, mi sonrisa me parece diferente en el espejo.
Pepa

13 comentarios a “Bajando a mi tierra”

  1. Te queremos. tiAnna y JC
    y a José me lo comeré a besos el finde que lo cangureo 🙂

  2. Olé esa mujer valiente, a la que amo total e incondicionalmente y a la que veo inmensamente bella por dentro y por fuera, calva o peluda, alegre o triste, fuerte o frágil, ahora y siempre….estas recorriendo un maravilloso camino…te quiero!!!

  3. Que lindo Pepa, lo que compartes… y quiero desde aquí decirte que me encanta leerte y compartir contigo desde este blog, y desde aquí te envío mucho animo porque estas siendo muy valiente al reconocerte también en tu fragilidad y al mirarla tan de frente… Un abrazo muy amoroso! Merche

  4. Pepa un abrazo fuerte! eres un ser maravilloso y prueba de eso son las lindas palabras de tu hijo, has sido y seguiras siendo ejemplo de superación y de sensibilidad, te has metido en el corazón de muchas personas que te admiramos desde el anonimato. Fuerza Pepa!

  5. Eres GRANDE Pepa, no solo por fuera….Eres ENORME por dentro. Siempre enseñándonos las cosas importantes de la vida.
    Gracias por compartir. Un fuerte abrazo!!

  6. Tianna, JC, Sandra, os quiero.
    Merche, qué gusto que el hilo se mantenga vivo.
    Elsa, gracias por estar ahí, con anonimato o sin él, tu presencia/vuestras presencias dan sentido.
    Marcela, gracias a ti, intento compartir mi camino, cuando me siento enorme y cuando me siento pequeñita 😉
    Abrazos a todos,
    Pepa

  7. Tienes mucha razón Pepa. Cuando perdemos la fortaleza aparece nuestra vulnerabilidad y nos sentimos débiles y cansadas. Pero también es cierto que reconocer nuestros miedos nos hace mas humanas y la gente que lo percibe admira nuestro valor. Yo así lo hago contigo en estos momentos. Y ese hijo tuyo … ummm sin palabras.
    Besos.

  8. Pepa querida, sólo decirte que estoy totalmente de acuerdo con el sabio José!! Desde Venezuela una sonrisa y un gran abrazo:-)Te quiero!!!

  9. Mi preciosa hija de 8 años ha hecho un retrato de su abuela en el colegio, ¿Qué es un retrato mami? tienes que describir los aspectos físicos y también el carácter de la persona… ah!! » mi abuela es muy buena, me quiere mucho, es amable y me da caprichos, a veces tiene carácter y se enfada como yo… tiene un pelo preciosísimo «es casi calga» …(calva)
    Mi madre sufre grandes calvas como yo debido a un trastorno psicosomático y mucha angustia por ello…ojala aprendamos a mirarnos con la calidez de la mirada de los niños que nos quieren…

  10. ¡Muy didactico! Razonables hechos. Manten este nivel es un blog fantastico. Tengo que leer màs blogs como este.

    Saludos

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  11. precioso….sentido….elegante….gracias

  12. Gracias, Irma!
    Un abrazo,
    Pepa

  13. Hola Pepa. te admiro muchísimo, desde hace un par de días y visto lo leído, será para siempre.
    Estoy realizando un trabajo para mi asignatura de habilidades sociales, analizar «La mirada consciente en los centros de protección» hace unos minutos ha dejado de llamarse «trabajo», he sentido mucho pesar de no haber conocido a alguien como tu en mi infancia, no tendría ahora tantas inseguridades y no me costaría tanto expresar o escribir lo que siento, necesito esas herramientas de las que hablas para dar paso a la resiliencia, quiero contarlo de alguna manera para dejarlo atrás.

    ERES GRANDE!!!

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