A menudo

25 febrero 2015
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A menudo pienso en cómo las presencias y las ausencias están formadas de un mismo hilo: el amor. Aquí y allá, ese allá que está tan cerquita que casi puedo sentirlo como un susurro tras de mi. Aquí y allá al final están tejidos de lo mismo: del amor que has dado y has recibido.

Hablo a menudo de la consciencia, y la siento como un privilegio, un deber y un regalo. La consciencia de aquellas pequeñas cosas en las que se narra la vida. Veo la sonrisa de mi hijo, que últimamente es diferente, más luminosa, más plena. Quizá sólo para quienes le han visto triste, no lo sé, desde luego lo es para mi. Veo las caras, la suya y la de sus amiguitos en la cola del cole, y sé con todo mi ser que nos estamos equivocando en más cosas de las que somos siquiera capaces de atisbar en esto que llamamos «educación».

A menudo miro en silencio, y veo esas miradas que se evitan, las palabras que no hemos dicho, y la luz que se cuela…en cada amanecer. Escucho el ruido vacío y los silencios llenos, y siento que si no estás muy atenta… la vida pasa en un despiste cualquiera.

Siento que morir es un camino, no es un instante. Un tránsito en el que cada vez estamos menos aquí y más allá, hasta el último aliento. Y sé, lo supe muy pronto, que acompañar ese camino es un regalo lleno de consciencia, más que nunca, y de amor, un poco más si cabe. Dejar ir a quienes amas, y saber que existirán mientras tú existas. Ya lo dicen muchos, dos generaciones hacia arriba, dos generaciones hacia abajo. La vida no es sólo lo que vivimos nosotros, también es la memoria que dejamos tras nuestro paso. Estoy convencida de que la vida es lo que sabemos construir con aquello que nos dieron.

En los últimos tiempos, me siento a menudo conectada con ese ir y venir de la vida. Muchas despedidas, quizá. Pero me siento honrada por todo lo que me entregaron quienes murieron, quienes miran de frente la muerte en estos meses y quienes simplemente se fueron o aquellos de quienes me he ido yendo yo. Son muchos regalos que no cambiaría ni por todo el oro del mundo.

Lo aprendí hace un largo tiempo y hoy me reafirmo en ello: el amor es lo único que sobrevive a la muerte. Y a la distancia. Y al olvido. Es lo que nadie puede robarte.

Pepa

8 comentarios a “A menudo”

  1. Muy hermoso y cierto pepa. Un beso enorneeeeee

  2. Hola Pepa,

    Me abruma que puedas hablar de la muerte y de la vida des de esta consciencia.
    Que cierto la vida es lo que sabemos construir con aquello que nos dieron, pero a menudo hay ciertas mochilas que es difícil de saber «llevar» , lo digo especialmente pensando en niñas y niños.

    Gracias, por estos regalos de amor.

    Natàlia

  3. Que privilegio poder sentir el valor de cada gesto cotidiano y a la vez la trascendencia de nuestra vida.

    Gracias por escribir.. y hacer que tenga ganas de volver a leerte para pensar más sobre aquello que expresas

    maria

  4. María, cada mensaje que me llega en este post, como el tuyo, es uno de esos gestos pequeños y trascendentes.
    Natalia, hay mochilas que duelen infinito. Lo se.
    Vale, cariños tan largos como el océano.
    Pepa

  5. Qué bonito leerte, qué bonito sentir esa sensibilidad que todo lo ve, y que no deja escapar lo esencial de ese todo para adornarlo con las palabras tan bien elegidas…y qué bonito que hables de la consciencia y de lo más importante, de lo que mueve el mundo, de lo que hace que todas nuestras acciones cobren sentido y que trasciende la vida y la muerte…el amor! Enhorabuena por tus mensajes y por usar ese lenguaje que acaricia… Un placer

  6. Es cierto lo que dices, dos genaraciones están presentes, muy presentes. Y hasta que no resuelvas lo que tengas pendiente con ellas , no eres tu realmente. Construir tu vida con aquello que te han dado es no negar la evidencia que somos el resultado del balance emocional con el que nacemos, aunque ello implique aceptar otro relato diferente al que siempre te habían contado.
    Gracias Pepa por tu precoz sabiduría. Aquí estamos!

  7. Gracias Pepa, qué gustazo leerte, como siempre.
    Un abrazo, Noe.

  8. Me siento muy identificada. NO tengo ni idea del motivo, pero he llegado a ese punto hace casi un año y estoy muy agradecida por estar en él.
    Gracias a mis ancestros por permitirme estar aquí y a los que me sigan por llevarme en su memoria.

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