Ser espejo de identidades

21 marzo 2012

Este mes ha salido publicado dentro del monográfico sobre Identidad en Educación Infantil de la revista de Aula Infantil de Graó (número 65) un artículo que escribí con especial cariño, en el que me pidieron que hablara de mi experiencia del proceso de construcción de la identidad de mi hijo, como ejemplo de una identidad que tiene elementos diferentes en el sentido de menos comunes: un niño adoptado, familia monoparental etc…

Os lo quiero reproducir aquí hoy y os recomiendo la lectura del monográfico completo, de verdad que merece la pena.

Ahi va. Espero que os guste.
Pepa

«Dicen que la identidad se construye con la suma de recuerdo y narración. Nos relatamos nuestra biografía para llegar a saber quienes somos. Pero esa narración la construimos desde el espejo de quienes nos aman y cuidan, y para esas personas amadas. Ser el espejo desde el que mi hijo configura su identidad es el mayor privilegio y también la más rotunda responsabilidad que he asumido en mi vida.

Mi privilegio no es sólo verle crecer, sino contemplar la aparición de un ser humano con identidad propia y diferenciada, no sólo a nivel físico, sino a nivel emocional y relacional. Es algo mágico ver a un bebé que depende de ti para todo convertirse en una persona capaz de manifestar su propio criterio. Sé que siempre tuvo criterio propio, pero el cambio de verle manifestarlo y defenderlo es fascinante.

Conversación con mi hijo a los 3 años:

-Mamá, ¿tú por qué eres una mamá?
-Cariño, no entiendo a qué te refieres, las mamás somos mamás y los niños son niños. Pero dime: ¿Para ti qué es una mamá?
-…-una mamá es… cuidar…dar cariño…y abrazar
– silencio, emocionada yo y abrazados – Bueno, y en mi caso también reñir de vez en cuando, verdad?
-Bueno, sí, eso también.

Mi hijo es un niño alegre, inquieto, cabezota, seductor, inteligente, sensible, rápido…y también es un niño adoptado por una madre sola que soy yo. Mi hijo es un niño que escala y salta como un saltimbanqui, que baila y ríe, que cuenta historias de animales antes de dormir, que habla sin parar y que te dice “estoy triste”, o “estoy rabioso” o “me duele” o “te quiero”, que acaricia y canta nuestra canción a los bebés que quiere, que adora a sus primos y a sus amigos, que se queda embobado ante un hormiguero… Mi hijo es todo eso y mucho más, y ha de aprender a construirse un relato de sí mismo donde quepa todo eso y donde unos datos no oculten, distorsionen o magnifiquen a otros.

Conversación con mi hijo a los 4 años:

-Tú cuando tenías cuatro años y eras pequeña, ¿Sabías hacer esto?
-No, cariño, yo nunca supe saltar como tú.
-Es que hay que ser un niño travieso como yo para saber hacerlo y saber trepar a los árboles.

Porque la identidad no es sólo los hechos que ocurrieron sino sobre todo el modo en que te cuentas aquellos hechos. Un relato que construyes y en el que he podido comprender que cuentan tanto las presencias como las ausencias y los silencios casi más que las palabras. Y un relato que permite “nombrar” el mundo, ponerle nombre a las cosas, a las personas, a los sentimientos, a las sensaciones…y depende de cómo los nombres el significado que acaben teniendo para ti. Y que hace consciente tu propia subjetividad, y desde ella puedes conectar y reconocer tus propias emociones, así como comprender las de los demás, sus sentimientos y su fragilidad.

Conversación de un amigo con mi hijo a los 4 años:

-Hay que buscarle una rata a la rata de Mario para que tenga una familia, porque si no la tiene se pondrá triste.
-Estamos de acuerdo en que tener una familia es lo más importante en la vida.
-Lo es. Yo la tengo, tengo a mi mamá, la encontré y desde entonces no he vuelto a estar triste.

Somos cuando existimos para alguien, y siento que la pregunta base de mi hijo no es “¿De dónde vengo?” sino “¿Para quién existo?”. Me doy cuenta de que mi hijo ha buscado esa certeza en sentir que existe para alguien. Y es desde mi opción de maternidad consciente, en ese saberme su espejo, desde donde decidí responderle todas las preguntas que me va haciendo en el mismo momento en que me las hace sin miedo, sin crear “temas tabú”, reconociendo el dolor cuando lo hay, dando lugar a las ausencias, honrando a quienes ya no están…

Conversación con mi hijo a los cuatro años:

Y en esa narración, en esa identidad que surge en mi hijo, hago yo también consciente mi educación en valores. Porque es en la narración de sí mismo y de nuestra historia juntos que le ofrezco en cada una de mis respuestas donde le trasmito mis propios valores. He intentado que él construya su identidad sobre tres pilares de vida: la alegría, el valor y el amor. El tiempo dirá si lo he conseguido. Quiero que mi hijo se sienta amado, se sienta capaz de ser feliz y viva su diferencia como algo valioso que le hace único. Quiero también que pueda dolerse de sus ausencias y viva la gratitud hacia sus presencias. Porque la emoción que más invade mi maternidad después del amor a mi hijo es la gratitud: por su existencia, por su llegada a mi vida, por su amor incondicional, por el regalo de despertarle cada día acariciándolo…

Y me doy cuenta de que conforme la identidad de mi hijo se crea, la mía se transforma. Porque soy otra persona desde que fui madre. Porque el amor transforma. No sólo a él, proporcionándole una identidad, un lugar en el mundo. Me cambia también a mí de una forma tan profunda que apenas ya si recuerdo cómo era yo antes de que llegara él, antes de empezar a mirar la vida a través de sus ojos y sentir que mi piel acaba en la suya.

Mi hijo me ha confrontado con mi cuerpo y mi memoria, con la necesidad de vivir desde mi piel, no desde la cabeza, ni siquiera desde el corazón, sino desde la piel. Me ha enseñado a honrar mi vida. Me ha mostrado mi propia fragilidad y me ha enseñado la compasión. Y es que él también es mi espejo. Porque aquellos a quienes elegimos amar configuran nuestra identidad, y eso le ocurrió a mi hijo cuando llegó con un año y me ocurrió a mí con treinta y cuatro. Somos espejo de identidades. Ocurre cada vez que amamos, y el cambio llega para quedarse

15 comentarios a “Ser espejo de identidades”

  1. Preciosa entrevista. Muchas gracias por compartirla.

  2. Gracias a ti, Silvia, como siempre!
    Un abrazo,
    Pepa

  3. Querida Pepa,
    quizás debí escribirte antes o quizás no era el momento… no comento nada de tu posts porque cada uno es mágico, completo y único…
    Gracias por abrir tu corazón y tus entrañas para contarnos todo eso.
    Al leerte no hago más que reafirmarme en mi deseo de ser madre y al mismo tiempo en mi miedo a serlo, a ser espejo de alguien, a saber qué decir y cómo decir ciertas cosas…
    Gracias, de corazón, por hacernos reflexionar y por contar lo que cuentas y cómo lo cuentas.
    Besos de una rendida seguidora

  4. Gracias a ti por tu comentario, me he emocionado!
    Te diré que el miedo y el deseo siempre van juntos, y no se pasan! 🙂 intentar ser consciente del significado de lo que haces y lo que dices..lo haces lo mejor que puedes. Al final es lo que puedes ofrecerle: que le quiero con locura y que lo hago lo mejor que puedo y sé.
    Un abrazo grande y gracias de nuevo, Pepa

  5. Gracias Pepa. Mi prima también está en tu misma situación: monoparental, adotó, etc.

    Se lo he mandado y también le encantó.

    Un saludo cariñoso

  6. Gracias, Susana! Y me alegra saber que las vivencias tienen ecos de vida 🙂 Un abrazo, Pepa

  7. Gracias por compartir estas palabras. Voy a intentar conseguir el artículo completo para leerlo bien y a menudo.
    A mí también me da miedo ser madre, a ser espejo de alguien, a saber qué decir, cómo actuar y cómo decir ciertas cosas… aunque me muero por tener a una cosita pequeña entre mis brazos y criarla cómo no, desde la piel, junto con mi corazón y mi alma.. Creo que te voy a pedir consejo y ayuda en más de una ocasión, jejeje. un beso con mucho afecto.

  8. Susanna, mi artículo está completo, pero va en el marco de un monográfico sobre identidad que merece la pena leer. En cuanto a los consejos…se trata más de estar ahí, a tu lado, creo, tú sabrás bien cómo hacerlo. Un abrazo, Pepa

  9. Caray!!!! Tienes que ser una madre estupenda!!!!! Enhorabuena de nuevo!!!!!!.

  10. Ay, Pilar, sólo sé que lo intento! 😉 pero gracias emocionadas.
    Pepa

  11. Es maravilloso ser espejo, y solo te das cuenta de tus propias virtudes y defectos cuando te ves en él. Pero lo más maravilloso es ver que en ése espejo se ve la imagen distorsionada, porque el reflejo tiene capacidad de decisión, no solo recibe, también da.
    Gracias, madre.

  12. Cuánta razón tienes, Juani, capacidad de dar, de amar y de transformar.
    Siempre serás mi primera con suegra, se dice así, verdad? 😉
    Abrazos,
    Pepa

  13. Me han emocionado tus palabras, tu manera de volver sagrado lo pequeño, de dar luz al hecho de que los que habitan mi relato me ayudan a recordar quién soy y yo a ellos.

    La vida tiene sofisticados y maravillosos mecanismos para alimentarse y crear más vida.

    Gracias Pepa.

  14. […] transcribimos una preciosa y muy interesante entrada del blog de Pepa Horno que reproduce un artículo que escribió sobre su experiencia del proceso de construcción de la […]

  15. […] ya cinco años publiqué un artículo al que llamé “Ser espejo de identidades“ del que me siento particularmente orgullosa. Lo publiqué como profesional, pero también […]

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