Madrid

15 junio 2015
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Recuerdo, casi como si fuera ayer, el día que bajé del tren en la estación de Chamartin con mis dieciocho años, mi maleta y mi ansia de vida. Recuerdo que pensé: «puedo girar a la derecha, puedo girar a la izquierda, puedo gritar.. nadie se va a enterar, nadie va a opinar, nadie se lo va a contar a mis padres..» Me sentí libre. Y grité de alegría. Y empecé a caminar con mi maleta.

Han pasado veinticuatro años. Madrid me dio un hogar. Soy una de esas millones de personas que caben en este caos ordenado con leyes no escritas pero tangibles que crean dentro de una misma ciudad universos paralelos que nunca se cruzan, ni siquiera por la calle, reglas no escritas y un movimiento imparable, abrumador cuando llegas, brusco en muchos momentos, pero lleno de vida. Me dio la posibilidad del anonimato que es un bien muy preciado para mi, a pesar de mi profesión pública (o precisamente más aún por ella, no lo sé) y una diversidad social y cultural que nunca antes conocí en la que me sumergí y que se volvió indispensable para mi.

Adoro esta ciudad. Le debo más cosas de las que puedo o sé expresar. Mi hijo es madrileño, aunque intuyo que no de alma, los mejores años de mi vida hasta ahora están enganchados a sus esquinas y a sus gentes. Pequeños restaurantes, cuenta cuentos, los museos, los pequeños teatros, la música, el fluir imparable de gentes de todo tipo, mirarlas pasar en una terraza, las callejuelas, el barrio de las letras, Bravo Murillo o nuestro parque actual, la vista de la ciudad desde aquella facultad, el retiro, Alcalá, los días en la sierra, los trenes, los aviones que siempre me traían de regreso a casa… tantas y tantas cosas que caben en la memoria de mi piel.

Y sobre todo mi gente. Esta mañana José me decía que el saber que sus amiguitos van a venir a Palma y el va a poder verlos al venir a Madrid le era suficiente, que el resto le hacía feliz, que no quería más. Yo me siento igual. Él está radiante, y yo también, aunque más cansada por tanta logística y apuro de las últimas semanas ;-). Sé por la experiencia de Zaragoza que los vínculos profundos no se rompen si se cultivan. No sólo no se rompen sino que adquieren profundidad, y cada vez que te ves es como estar en casa. Si no los cultivas, mueren, pero si los cuidas como bienes preciados se vuelven parte de tu piel, estés donde estés. Por eso hay una parte de Madrid que aunque no lo sepa (que en realidad si lo saben) se viene a vivir a Palma también.

La consciencia y el tiempo que estamos dando a la despedida tiene un valor preciado y precioso. Decirse adiós, te quiero, te abrazo, cambia las cosas. Aunque sé que lo sabes, aunque yo lo sé, aunque te vaya a ver en unas semanas, pero merece la pena decirte gracias, me has hecho increíblemente feliz, me has abierto el alma a una parte de mí que no conocía, me enseñaste a reír, a acariciar, a dejarme acariciar, a bailar, a perdonarme a mi misma, a no ser tan dura ni tan exigente, a temblar. Me devolviste la exacta, pequeña pero exacta, medida de mi hermosura, y ese es un regalo que no tiene precio.

No «eres» sólo una persona, cada uno sabéis quienes sois. El Madrid que viaja conmigo y al que volveré siempre, como vuelvo a mi Zaragoza. Cuando la gente me pregunta de dónde soy suelo decir que de la carretera que une esas dos ciudades. Zaragoza guarda la Pepa niña, Madrid la Pepa mujer. Ahora toca unir el mar a mi geografía interior.

Cuando vuelva a estas líneas será ya en ese mar.

Pepa

11 comentarios a “Madrid”

  1. Muy bonito Pepa… Que completes todas las emociones, sensaciones, vivencias que deseas en esta otra geografía… Un abrazo

  2. Muchas suerte en todo, admiro a la gente valiente.
    Bss

  3. Dios que bonito!!!! Preciosa despedida para el territorio y la gente!!. Sólo es hasta luego!!!.
    Nos vemos y os quiero!

  4. Mi querida Lola…sólo por conocerte valdrían la pena todas las ciudades del mundo.
    Te queremos,
    Pepa

  5. Muchísima felicidad para vuestra (de Jose y tuya) nueva etapa.

  6. Querida Pepa, creo que esta cambio de ciudad no será tan vital como fue el primero, pero se antoja igual de emocionante y enriquecedor. Desde zgz no lo podemos apreciar tanto, pues seguiremos disfrutando de tus cortas presencias, pero la ilusión que irradiáis con este cambio bien merece esta alegría!!

    Gracias por seguir compartiendo… #2… 😉

    Much love!

  7. Ves, Fran? Esto es lo que tiene conocer la Pepa niña y la Pepa mujer, que da perspectiva certera 😉 que regalo más increíble ha sido vuestra familia en nuestras vidas! ahora alternaremos las presencias en Zaragoza com las vuestras en el mar.
    Os queremos,
    Pepa

  8. Preciosa dedicatoria y homenaje!

  9. Elena, Paz, Ana, Bea..mil gracias! Los deseos son como alas..
    Pepa

  10. Precioso! !! Hasta luego amor. Muuaaakkksss

  11. Pepa, nosotras nos encontramos no hace mucho tiempo. Iba a llegar José a tu vida, a la vida de todas las personas que están y son para ti. Desde entonces……¡he aprendido tanto de ti y de José! Te he sentido acariciar la vida, tanto en momentos tranquilos como en momentos turbulentos, que tu danza y la de José seguirán mostrándonos valentía, autenticidad, profundidad y ternura..

    Sé que estáis y yo os quiero.

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