Erase una vez…

26 abril 2012

…una niña que tenía un corazón alado. Así lo llamaba ella cuando se miraba al espejo e intentaba sonreír.

Cada mañana se peinaba su pelo moreno y largo ante el espejo y pensaba para sí  «a ver si hoy al fin se dan cuenta». Pero el día acababa, y nadie había visto su corazón alado. Y ella no acababa de entenderlo porque lo abría de par en par, lo mostraba con sus manos, cuando se las llevaba cerca como señalándolo, o en sus ojos cuando miraba profundo a las otras niñas, y también a algún que otro niño avispado que había en su clase.

Pero los días pasaban y nadie lo veía.

Y es que su corazón latía diferente a los demás, a otro ritmo. Era un corazón alado. Y como todos los aparatos que vuelan, necesitaba que le dieran cuerda. Así que cada noche, al ir a acostarse su madre se acercaba con cuidado y le daba cuerda con palabras y caricias mágicas, sutiles pero de una hermosura que ella apenas atisbaba a contemplar arrobada. Pero sabía que mientras le hablaba, casi con una caricia, su madre abría su pecho y le daba cuerda a su corazón alado. Casi, casi ni ella misma lograba oír el ruido de la llave mágica que daba cuerda. Pero sí lo podía sentir mientras iba quedándose dormida.

A veces le pasaba, a veces la cuerda no era suficiente para el día, porque habían pasado muchas cosas, porque había sido un día lleno de emociones y para esos días ni las madres más magas pueden lograr que un corazón alado no se pare. Así que, a veces, la niña perdía el ritmo del mundo. Era como si ella cada vez fuera más lenta y el mundo pasara ante ella como una película de cine mudo.

Y veía que los niños le gritaban, que la profe le miraba enfadada, y ella lo intentaba, lo intentaba de verdad…pero no podía, su corazón no le daba para tanto. Sólo su amiga Liu era capaz de reconocer esa mirada perdida suya, esa que nadie salvo aquellos que te aman con locura puede reconocer en uno. Sólo Liu, y Teo algunas veces, eran capaces de reconocer esos ojos en la niña. Y entonces se acercaban, y le tomaban de la mano. No sabían qué hacer, eran niños como ella, no tenían la llave para los corazones alados que sólo las palabras mágicas de las  mamás y los papás poseen. Pero eran sus amigos, y la querían. Por eso no la dejaban, la agarraban de la mano y se sentaban a su lado a esperar. Contestaban por ella a la profe, ahuyentaban a los niños moscones y esperaban a que su madre, o su padre, vinieran a buscarla. Porque ellos sí. Ellos sí podían salvar a la niña.

Y esos días para la niña eran muy dificiles de vivir. Ser sin estar, quedarse colgada en el aire como un pájaro que planea y no poder salir a la vida, a la tierra.  Y esas noches, cuando su mamá se acercaba a decirle las palabras mágicas…esas noches la niña no lograba soñar, y cuando su mamá le daba cuerda a su corazón alado..su corazón le dolía.

Y ese dolor…pesaba, cada vez pesaba más, hasta un momento en que la niña pensó que era parte de ella, que el dolor era ella. Al menos ella a ratos, en los ratos tristes, en esos días en que su corazón no lograba latir suficiente.

Hasta que un día…

Un día su profe les contó una historia. Era uno de esos días buenos para la niña, días en los que estaba despierta, su corazón volaba a toda máquina dentro de ella y su cabeza estaba llena de ideas locas y maravillosas. Así que escuchó atenta. Porque a la niña siempre le gustaron los cuentos. Desde antes de que pudiera recordar.

Y el cuento hablaba de una hada arregla corazones. En el cuento, y la niña no podía comprender cómo lo sabía, hablaban de corazones como el suyo, corazones alados, pero también de corazones vidriosos, corazones espuma, corazones tormenta..y la niña no daba crédito a lo que escuchaba. ¿Acaso había otros corazones que necesitaran cuerda? Según el cuento, los corazones tormenta sólo latían en verano, cuando el calor y la humedad formaba las nubes y los rayos. O los corazones espuma, que sólo lograban cargarse cuando el niño se bañaba, y metía su cabeza bajo el agua y movía las manos rápido y velozmente, lo suficiente como para generar una bañera inmensa de espuma. Uff, ese cuento hablaba de muchísimos tipos de corazones!

Y lo que era mejor, hablaba de los coraones alados como el suyo. ¿Pero no era ella la única que se quedaba sin cuerda? ¿No era la única que necesitaba que las palabras mágicas de sus papás le dieran cuerda? Parecía que no, si ese cuento era cierto. Porque ya se sabe que no todos los cuentos son verdad, o al menos no completamente verdad.

Pero lo más increíble del cuento es que decía que existía un hada, un hada arregla corazones. La niña miraba a Liu y a Teo mientras la profe les leía el cuento. ¿Sería que Liu y Teo ya conocían el hada? Porque sus caras no demostraban ninguna sorpresa, sólo la misma cara de embobados que ponían cuando algo les encantaba y que a la niña le gustaba tanto ver en ellos. Pero nada más. No había sorpresa, ni duda, ni…entonces…¿era posible? ¿Existiría ese hada?

Pero…porque siempre había un pero…el cuento lo dejaba claro. Para lograr encontrar al hada cada niño tenía que llegar solo al bosque donde ella vivía. Y la niña nunca había ido a ningún sitio sin sus papás, o sin Liu o Teo al menos. ¿Cómo iba a hacerlo sola? ¿Y si su corazón alado se quedaba sin cuerda por la emoción del camino o el susto del bosque? ¿Quién la sacaría de allí? Y si luego llegaba hasta el hada, y ella ya no estaba, o no sabía arreglar su corazón, porque el suyo era muy muy especial, seguro que arreglarlo no sería fácil.

La niña se fue a casa pensando en el cuento. Tan distraida estaba que su madre pensó que su corazón alado se había quedado sin cuerda y le dio un abrazo caricia extra antes de la cena. Y la niña lo agradeció. Sintió el calor en su corazón alado. Y pensó: merece la pena salvar mi corazón.

Así que al día siguiente le pidió el cuento prestado a su profe, que se lo dejó llevar a casa a condición de que lo trajera de vuelta al día siguiente. La niña accedió. Y esa noche, después de que su padre le diera cuerda a su corazón alado, encendió la luz a escondidas, y con su linterna leyó una y otra vez el cuento para memorizar el camino al bosque y las instrucciones del equipaje que debía llevar. Porque las aventuras hay que prepararlas. Y en ésta el equipaje era bien raro, a saber.

El equipaje para llegar al bosque era unas zapatillas de montaña que resistieran. Hasta ahí lógico. Una lata de risas enlatadas de las que poder alimentarse cuando llegara la noche. Una manta de caricias para protegerse del frío, en su caso, lógicamente, caricias de mamá, de papá, de Liu o de Teo. Y un dibujo de su corazón.

Las risas fueron fáciles de conseguir. Sólo tuvo que jugar con Liu y Teo en el patio, y pedirles que le hicieran cosquillas. Las caricias en una semana tenía una manta grande y de colores de las diferentes tipos de caricias: de antes de dormir, de consuelo cuando te caes, de las de al salir del baño..una manta preciosa. Pero ¿su corazón? ¿Cómo iba a dibujarlo? Ella nunca se había atrevido a mirar su corazón. ¿Cómo podría entonces dibujarlo? Además, no podía mirarlo en los libros, porque los libros hablan de los corazones, pero el cuento que la profe le había contado era el primero donde le hablaban de corazones alados como el suyo, pero ya le había devuelto el cuento a la profe, y no recordaba que tuviera un corazón alado dibujado.

Así que esa noche, cuando ya fue inevitable, cuando ya tenía todo el resto de equipaje y sabía que sólo le quedaba el dibujo para poder emprender el viaje, se decidió. Cogió una silla blanca que había en su baño, cerró la puerta del baño para que sus papás no la vieran, se subió a la silla frente al espejo y se abrió el pijama.

Primero el pijama, luego la camiseta, y luego el pecho. No era fácil llegar al corazón. Hace falta mucho valor para quitarse tantas capas, capas que son tan calentitas, aunque pesen. La niña no podía casi ni mirar al espejo. Pero poco a poco logró mirar, y fue pintando lo que vio, trocito a trocito, con cuidado. Un trozo rojo, otro más violeta, y ahí justo ahí en la esquina superior derecha del corazón estaba el agujero de la llave con la que su mami y su papi le daban cuerda cada noche.

Uff, qué difícil! Tengo frío! Pensó la niña. Pero enseguida recordó el bosque y el hada y la mirada de preocupación de Liu y Teo los días en que le aferraban la mano en el patio del cole y ella no podía responderles porque el corazón no le latía suficiente.

Así que poco a poco fue dibujando la cerradura de su corazón. Al principio le parecía que no tenía una forma concreta. Era algo raro, le sonaba conocido, pero al mismo tiempo no tenía forma de nada concreto…Qué raro! Pensaba la niña una y otra vez mientras miraba y dibujaba, dibujaba y miraba, abstraida ya totalmente del baño, su casa, sus papis y el mundo entero. Era la primera vez que lo veía. Y le pareció hermoso.

Porque entonces, y sólo entonces lo comprendió. Comprendió cuál era la forma de su llave, de la cerradura de su corazón alado. Y comprendió por qué su corazón se paraba a veces, por qué algunos días no le daba la cuerda para vivir. Y pensó, o más bien sintió algo así como «¡eureka!». Y sin darse cuenta comenzó a sonreir…y el peso empezó a ser menos peso…y sus manos dejaron de apretar el pijama…y sus ojos asombrados volaron por el universo que habitaba en su corazón.

Y entonces, poco a poco, muy suavemente dio cuerda a su corazón alado.. se cerró el pijama… se miró en el espejo…sonrió…se bajó de la silla…abrió el cerrojo de la puerta y salió  firmemente decidida a decirle a su mami y a su papi que quería que siguieran viniendo a acariciarla todas las noches pero ya sin  preocuparse. Porque ya no debían angustiarse por ella. Porque su corazón alado nunca volvería a pararse. Porque ahora ella sabía cómo darle cuerda, pasara lo que pasara, en el lugar y momento en que pasara.

Y sintió que volaba.

Pepa Horno

25 de abril de 2012, el día que cumplo 39 años.

Dedicado a B.A. por hablarme de las hadas y ser mi espejo.

29 comentarios a “Erase una vez…”

  1. Muchas felicidades y gracas por este maravilloso regalo
    Un beso
    Sandra

  2. Muchas felicidades ,))) y un beso enorme. Gracias por tu entrada, es impresionantemente bello.

  3. precioso… me he quedado sin palabras…

    Felicidades

    Maria

  4. ¡Felicidades! …….por tus 39 años, por tu magía, por tus hadas, por tu corazón alado.

  5. Muchas Felicidades Preciosa !! Como suele ser habitual en lo que escribes, este cuento lleno de amor, de ternura, delicadeza y símbolos, me ha tocado el alma y me ha emocionado.

    un abrazo y un beso laaargoosssss !!

  6. Qué significativo como cierre de una etapa !!!! Y qué alegórico !!!! Y qué bello !!!!!
    Un abrazo de corazón…. de corazón enjaezado para dar una vuelta o muchas vueltas por el ruedo del mundo y de la vida
    Mencar

  7. Gracias, Sandra, María, Carmen, Rosa, Ana y Mencar. Estos 39 están suponiendo lo que dice Mencar, un cierre de etapa para abrir muchas más, y quién sabe, alomejor aprendo a escribir cuentos 🙂
    Un abrazo a todas y gracias de corazón,
    Pepa

  8. Mágico!!! muchas gracias… y felicidades 😉

  9. Normalmente cuando uno cumple años recibe regalos. En este caso eres tú la que nos haces el regalo. No lo dudes: ya eres una escritora de cuentos. Es precioso. Gracias por compartirlo y «compartirte». Muchas felicidades!!!

  10. Felicidades, Pepa, por cumplir treinta y todos y por esta preciosa entrada.
    Un abrazo

  11. Querida Pepa,
    cuando otros se preocupan de recibir regalos en su cumple tu nos brindas un regalo a todas y todos nosotros muchas gracias.
    Y, no me olvido, muchas felicidades.
    Beso.

  12. Gracias por tus 39. Gracias por crecer y contárnoslo. Gracias por mostrarnos y enseñarnos. Gracias

  13. ¡Muchas felicidades!: Ojalá no le falte cuerda a nuestros corazones…
    Un beso fuerte

  14. Gracias a todos. Para mí éste no es un cumpleaños cualquiera. Y quería escribir esta historia. Y sí, sigo optando por compartirla, esa opción no ha cambiado 😉 nunca dejo de asombrarme de la hermosura que llega.
    Gracias!
    Pepa

  15. Querida Pepa,
    Muchas felicidades por tu cumpleanos! Mi enhorabuena por el relato, 39 son pocos para la larga y intensa trayectoria que tienes. Esto es el principio de muchas cosas interesantes que seguro te llegaran en el futuro.
    Abrazos
    sacramento

  16. Querida Pepa,
    Gracias por compartir tu corazón alado con nosotros, este gesto valiente y arrojado, es una inspiración para mi…
    Feliz cumpleaños!

  17. ¡Qué lindo, Pepa! Te felicito, este cuento además de precioso y magistralmente narrado, es toda una metáfora de la construcción de la autonomía. Disfruta de tu cumpleaños, un abrazo fuerte!

  18. Gracias, Marta y Sacra. Y gracias, Jose Luis, tienes razón, en cierto modo es como hacerse mayor a los 39, debe ser la crisis esa que dicen de los 40 pero en creativo y positivo! 😉
    Un abrazo a todos,
    Pepa

  19. Muchas Felicidades Pepa! gracias por compartir esta hermosa historia para reflexionar. Un abrazo

  20. Querida Pepa:
    No puedo decirte nada que no te hayan dicho ya en los comentarios anteriores, ni nada que no hayan pensado o sentido todos los que te leen. De todas formas, no quiero perder la oportunidad de volver a darte las gracias, y además, de pedirte que no dejes de regalarnos cosas como ésta.
    Tus escritos siempre me dan para pensar y reflexionar cosas, supongo que como a todos los que te leemos. Eres generosa, y sólo podemos agradecértelo.
    Un abrazo

  21. Hola Pepa

    Muchas, muchas felicidades por esos 39 años.

  22. Que bonito Pepa. Muchas felicidades y feliz vuelo:)

  23. Me encantó el cuento. Es precioso. Llegué hasta ti buscando temas de adopción ya que estoy en este proceso tan bonito en que se incrementa la magía y la paciencia al unísono y me estás enganchando. Me gustaría contarles el cuento a muchos corazones alados para que las sonrisas florezcan y tengamos un mundo mejor. Felicidades atrasadas. Cerrar un número y abrir otro siempre da nuevas oportunidades. Es cómo volver a la casilla de salida y tirar el dado ; )

  24. Gracias, Guio, gracias, Paco!
    Ay, Make, bienvenida y gracias por engancharte. Y créeme si te digo que el camino de la adopción es mejor cuanto más lo caminas, aunque como en todos los caminos, pone a prueba tu perseverancia 😉
    Un abrazo,
    Pepa

  25. Hace mucho que no nos vemos en biodanza y que no nos damos un abrazo…Que mejor oportunidad que leer este cuento para volver a sentir tu corazón! Felicidades y Gracias por este regalo.
    Espero verte pronto…
    Un abrazo grande
    Mª José

  26. digna, dignísima hija de tu padre y de tu madre
    🙂
    de cómo relatar todo un muy difícil proceso con el máximo posible de poesía. Muy pero que muy bien, hermanita.
    yo elegí volar también por el aire.. quizá porque nunca pude dejar de volar con el corazón.. pero qué difícil, verdad?
    te quiero, corazón alado.
    Anna
    ojalá cada día sea consciente algún corazón alado más

  27. FELICIDADES, aunque sean atrasadas… (por tu cumple y por el cuento) pero no quiero dejar de agradecerte tus palabras y desearte que sigas siendo muy feliz. Tu corazón si que es grande.
    Un besote,

    Carmen

  28. […] conscientes de ello. Una red que alienta nuestras almas, las convierte en corazones alados, como en aquel primer cuento. Una red en que todo está encadenado, todo tiene su lugar. Con plenitud, sin tenerse que esforzar. […]

  29. […] mi camino. Miro mis ojos que trasmiten dulzura, y recuerdo todo el camino. La búsqueda, el valor, las horas de terapia, tanto gozo vivido, tanto dolor hecho vida, y las huellas en mi cuerpo que aún me hacen temblar. […]

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